Recorremos el cinturón verde



Burgos es una ciudad afortunada, ya que cuenta con un cinturón verde que recorre toda la ciudad y otras zonas de ella. Según la Organización Mundial de la Salud, para conseguir un aire de mejor calidad en las ciudades, se necesita un árbol por cada tres habitantes, ¿lo cumple esta ciudad?


El cinturón verde de la ciudad, está formado por los bosques seminaturales que ocupan la mayor parte de las laderas alrededor del casco urbano de Burgos. Todos sus ciudadanos se sienten orgullosos de poder contar con este pulmón vital tan cerca de sus casas y al cual poder acceder fácilmente.

La OMS, es la responsable de desempeñar una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, además de establecer normas y vigilar las tendencias sanitarias. Una de sus recomendaciones es que exista, como mínimo, un árbol por cada tres habitantes, algo que ocurre en esta ciudad gracias al Cinturón Verde.



Historia del Cinturón Verde


La historia de estas zonas arboladas, se remonta al año 1912, cuando el Ministerio de la Guerra, cedió a la ciudad el cerro del Castillo, con destino a parque de recreo para los vecinos burgaleses. Años más tarde, concretamente en 1955, se firmó un Consorcio entre el Ayuntamiento de Burgos y el Patrimonio Forestal del Estado, con el objetivo de reforestar los terrenos estériles en el municipio. Este hecho supuso el mayor impulso a las repoblaciones en el Cinturón Verde en la ciudad.

Antes de 1960, gracias al exalcalde y jefe del Patrimonio Forestal del Estado, Mariano Jaquotot, muchas hectáreas fueron repobladas en las laderas del Castillo y Fuentes Blancas, zonas preferidas por una gran parte de los burgaleses.

Cinco parcelas de Cortes y Fuentes Blancas, se declararon Monte de Utilidad Pública, las únicas zonas que son de Dominio Público Forestal.

Una de las actuaciones más importantes para el Cinturón Verde, fue el convenio de colaboración firmado en 2004 por la Caja de Burgos, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Burgos, para impulsar diversas actuaciones en estas zonas como la reforestación de los baldíos de término municipal propiedad del Ayuntamiento, el fomento del uso social del Cinturón Verde, realizando senderos interpretativos autoguiados y la realización de tratamientos selvícolas en todos los pinares existentes.

Se plantaron 199,55 hectáreas por todo el terreno municipal, como aseguraron los responsables del Servicio territorial del Medio Ambiente que dirigieron las actuaciones, con una gran concentración en Villalonquéjar, el Monte de la Abadesa, varias laderas junto a Cardeñadijo y el cuadrante noroeste del término municipal.



Especies en el Cinturón Verde


Para la elección de las especies de realizó un estudio de las condiciones ecológicas de las parcelas, clasificándose según pendiente, orientación, geoforma y suelo. En las reforestaciones se mezclaron varias especies para aumentar la diversidad. Fueron plantadas 247.622 plantas de 21 especies, 5 coníferas y 16 frondosas.


Senderos del Castillo:


El Castillo es una de las actuaciones más emblemáticas del Cinturón Verde de la ciudad. Está cubierto mayoritariamente por coníferas, más duras que las frondosas para iniciar la repoblación de este monte que estaba totalmente pelado a mediados del pasado siglo. Esta parte de Burgos es muy turística, ya que

ofrece muy buenas vistas y perspectiva de la ciudad y el casco antiguo.

Muchas son las especies con las que nos encontramos en esta zona de la ciudad: el pino piñonero, el ciprés de Arizona, el pino laricio, el árbol de la vida, el abeto rojo, el pinsapo, la sabina albar y la secuoya gigante, entre otros.



Sendero Fuentes Blancas:


Antiguamente este sendero estaba surcado por arroyos y corresponde a la parte más llana y baja de Fuentes Blancas.

Esta parte del Cinturón Verde tiene varios puntos de interpretación importantes. Uno de ellos son los animales de agua, aquí se pueden descubrir patos, insectos y otros animales que viven en un pequeño embalse construido por el hombre. Otro de estos puntos son los llamados bosques del agua, donde se pueden observar chopos con las raíces inundadas, por lo que crecen muy deprisa. En otra de las zonas nos podemos encontrar con arbustos muy altos, zarzamoras y rosales silvestres.

Existe otra parte de Fuentes Blancas que es muy conocida en la ciudad y que muchos vecinos visitan para ir a comer, pasar el día o hacer deporte. Aquí podemos ver muchos arroyos, agallas y bellotas…La alineación tan perfecta de los árboles que existen en este bosque, viene dada de la mano del hombre de hace medio siglo.

Aquí también podemos encontrarnos con el pino de Monterrey, que es distinto a otros pinos que existen alrededor, ya que crece muy deprisa y por eso, esta especie se plantó en las partes más húmedas para producir madera. Otra especie curiosa que existe en Fuentes Blancas es el árbol de las infusiones, también llamado tilo, es una frondosa y con sus frutos se hace la tila.



Sendero de Villafría este:


Villafría es una zona más alejada de la ciudad y este bosque se conserva muy bien ya que está vallado y tiene un acceso restringido. Esto debe conservarse así, limitando el número de personas que lo visitan y siendo respetuoso con su naturaleza. Las especies que podemos encontrarnos aquí son la encina, la falsa acacia, el roble carvallo, el majuelo, el quejigo, el chopo y el fresno, entre algunos otros.

En la actualidad suelen realizarse visitas guiadas para poder garantizar la conservación de esta parte verde.



Sendero de Villafría oeste:


En este conocido sendero se pueden observar el último segm

ento de bosque autóctono del Arlanzón. Aquí pueden encontrarse muchos pájaros, como los carpinteros, por la abundancia de árboles y matorrales. Como ocurre en el sendero de Villafría este, el acceso es restringido y está vallado, para evitar complicaciones. Se organizan visitas guiadas, como en la parte de Villafría este.

En esta zona podemos descubrir grandes coníferas como el pino albar, además del aligustre silvestre que crece entre jaras y otros arbustos y el ciprés, un árbol muy ligado a las personas.



Sendero Monte Bellavista:


Esta ladera se encuentra junto al hospital Divino Vallés, que se caracteriza por el silencio, interrumpido en ocasiones por el canto de los pájaros y el sonido del viento, y las zonas verdes que se encuentran en él. Es una

zona muy cercana a la ciudad y a la carretera, pero este silencio tan característico, se consigue gracias a la pantalla que forman los árboles.

Este bosque tiene un origen humano y esto se puede observar en la alineación de los árboles, las terrazas del suelo…también las especies que allí habitan están seleccionadas por el hombre. Con el tiempo acabará pareciendo un bosque totalmente natural, pero para ellos aun tenemos que esperar unos cuantos años.

Entre las especies que podemos observar en el Monte Bellavista, se encuentran las acacias, plantas que son capaces de “atrapar” el nitrógeno atmosférico, con lo que ayudan a enriquecer el suelo y facilita la vida en otras plantas posteriores.

También podemos contemplar las aulagas, reconocibles por sus pinchos enormes, con ellos pueden proteger a los árboles jóvenes que pueden nacer debajo. Además, en Bellavista localizamos dos encinas, que han crecido aquí por la baja pendiente que existe en este terreno.



Sendero del Cerro de San Miguel:


Este terreno es uno de los más conocidos del Cinturón Verde, se sitúa en torno al Centro de Divulgación de Aves, y los árboles que se encuentran en este sendero, muestran la importancia de la conservación de las montañas. El paisaje que nos encontramos en esta zona, es artificial, pero aún así este bosque está exento de valores naturales.

No podemos olvidar la importancia que tiene el suelo en un bosque. En él viven minúsculos seres que son fundamentales para la vida del planeta. Además, las raíces contribuyen a sujetar el suelo a las laderas, son como las manos de un gigante.

Algunos de los árboles que aquí habitan son de hoja perenne, por lo que actúan como aislantes del ruido que pueda existir en el exterior. También podemos observar árboles de hoja caduca, los cuales pierden sus hojas en invierno, pero cuando el frío desaparece vuelven a aparecer hojas y flores.



Sendero de Villalonquéjar:


Este sendero nos ofrece unas bellísimas vistas del Valle del Arlanzón en su unión

con el Río Ubierna. En otra de sus panorámicas vemos la Estación de la Depuradora de Aguas Residuales, que es donde se tratan las aguas utilizadas por las industrias y los ciudadanos antes de ser devueltas al río.

Como hemos podido ver, este sendero es caracterizado por el agua. Cada ciudadanos burgalés gasta en su casa más de 200 litros de agua potable al día, una cifra que parece muy elevada, pero es la realidad, derrochamos mucho agua, de hecho somos los que más gastamos de nuestra Comunidad.

Por suerte, o desgracia, contamos con la “ayuda” de los ríos, que son capaces de limpiar sus aguas, pero hasta un determinado límite. Este límite está sobrepasado en esta ciudad, por lo que es necesario eliminar la contaminación que nosotros mismos producimos en el agua, antes de devolverlo a los ríos.



Los ojos que todo lo ven


En Agosto se cumplirán dos años desde que el servicio de vigilancia del Cinturón Verde está en funcionamiento. Estas zonas verdes nunca están solas, siempre hay alguien acompañándolas y velando por su seguridad. Cuentan con una niñera que las cuida, las protege, las soluciona problemas, las revisa y las mantiene.

Las personas que están al cuidado del Cinturón, pasean por él los 365 días del año, y anotan datos de lo que observan en sus cuadernos de campo, desde incendios, hasta pequeñas aves muertas, y luego lo pasan a un formato informático, donde se está formando desde hace año y medio una extensa base de datos. Estos vigilantes recorren cada árbol, cada sendero, cada plantación…por lo que todas las partes del Cinturón Verde están vigiladas siempre, para evitar destrozos y problemas y mantener el pulmón de la ciudad vivo.

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